La salud bucal no solo se trata de lavarse los dientes tres veces al día. El estrés también tiene consecuencias que afectan a las piezas dentales. Itzel, una periodista en sus treinta, se encontró un día con un terrible dolor de cabeza.
Hace más de una década, la tensión en su mandíbula la llevó a consultar un fisioterapeuta. “Apretaba tanto la mandíbula que me la trabé. Tuve que ir al fisio para que me la destrabara. Años después, un dentista me dijo que se notaba mi mordida ‘chueca’”, recuerda.
Empezar el día con dolor es una de las consecuencias del bruxismo, el rechinido de dientes que ocurre generalmente cuando el paciente duerme. Una forma de evitar sus consecuencias, como el dolor en la mandíbula o fractura de dientes, es usar guardas. Ahora, Itzel las usa con frecuencia.
“Con la pandemia, entre los pacientes ha aumentado el nivel de estrés y ansiedad. Al estar encerrados y tener muchas actividades, me han tocado varios pacientes que llegan con dolor en la mandíbula. Sienten como si hubieran masticado chicle durante mucho tiempo y es por la situación de incertidumbre que la pandemia ha traído nuestra sociedad”, explica Verónica Granciano, odontóloga especialista en endodoncia y titular de un consultorio privado.
Consecuencias de la mala higiene bucal
Una mala higiene bucal y desatender problemas como bruxismo puede tener múltiples consecuencias. Entre ellas, la mala absorción de los nutrientes.
“Si no tenemos completa la dentadura vamos a tener repercusiones en nuestro sistema digestivo. No vamos a poder triturar y algunos se pasan casi enteros. Otro problema es que la dentadura se usa para pronunciar bien las palabras. A veces no nos llegan a entender porque no tenemos algunos dientes”, explica Brenda Osorio, coordinadora de Odontología del Centro Médico ABC.
Pero ahí no acaban los problemas. La escasa higiene bucal puede llevar a las bacterias de la boca a otras partes del organismo y causar daños graves. Una caries de tercer grado es la vía de entrada de las bacterias al torrente sanguíneo y al corazón.
“Una caries no controlada es una infección latente. Involucra al estado de salud general de cada persona. Si un paciente tiene problemas cardiovasculares, va a tener muchísimo más riesgo sobre una persona que no tenga ninguna enfermedad sistémica”, agrega Granciano.
El cerebro y pérdida de piezas dentales.
Evitar estos problemas debería ser suficiente para cuidar nuestra dentadura. Carlos Presa, director del Departamento Académico del Programa Médico Cirujano Odontólogo del Tec de Monterrey identifica otros.
“El problema de salud oral va más allá (de las caries) y afecta a otras áreas de nuestro organismo. Si tenemos un paciente con inmunosupresión, la gingivitis y la periodontitis son procesos que no solamente pueden afectar a nivel general sino a nivel cerebral. Son menos comunes debido a las líneas de defensa que maneja el organismo para esa zona. Pero sí se puede llegar a presentar si no se atienden con relativa prontitud”, alerta.
Además, sin el cepillado adecuado de todas las piezas dentales, la acumulación de sarro es otra amenaza. “La parte del cepillado por la noche es la más importante. El cepillo debe estar seco y no usar mucha pasta porque hace espuma y no alcanzan a barrer la placa dentobacteriana. Si ésta se acumula, forma sarro dental que es imposible que el paciente lo retire”, dice Edelmira López Hernández, odontóloga y rehabilitadora bucal.
El sarro provoca retracción de la encía; por tanto, los dientes se mueven y provoca sangrado, inflamación de encías y mal aliento. “Así se pueden perder las piezas (…) cuando la encía se empieza a inflamar, se acumula más alimento en esa zona y el hueso se empieza a destruir. Empieza a perder sostén el diente y se empieza a mover. He sacado dientes casi con los dedos en casos muy avanzados de periodontitis”, dice López.
El cepillado correcto
Con varias razones para cuidar la higiene bucal, ahora es momento de saber cómo realizar el cepillado correcto. “Además de los problemas de gingivitis y periodontitis, que son las inflamaciones de las encías y sangrado, un paciente puede tener un mal cepillado haciéndolo de manera horizontal. Esto genera un proceso de abrasión que desgasta la encía”, explica Presa.
Esa mala técnica de cepillado provoca la exposición de la base de los dientes que es muy sensible. Los pacientes que tienen hipersensibilidad evitan tomar líquidos fríos debido al dolor que produce en esa zona expuesta.
Si bien, la técnica básica es que los dientes de arriba se cepillan hacia abajo y viceversa, el dentista debe indicar un cepillado personal. “Hay pacientes que tienen apiñamientos (de dientes). Hay que recomendarles algún tipo de cepillo especial y aditamentos como enjuagues especiales, hilos dentales o cepillos interdentales”, dice Granciano.
La recomendación básica en la que coinciden los especialistas es que se visite al dentista por lo menos una vez al año. Lo ideal es dos veces al año. Además, señalan estas recomendaciones:
- Usar hilo dental.
- Utilizar un enjuague sin alcohol.
- Cambiar el cepillo de dientes cada tres meses.
- Buscar un cepillo de cerdas suaves.
- Utilizar poca pasta dental y no mojar el cepillo.
Fuente: TecReview
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